La fuga de 11, el Sr. Roupakiotis y la vuelta de las cárceles en los años 90, 2/04/2013

Nuevas medidas está anunciando el señor Roupakiotis después de la éxitos a fuga colectiva de la cárcel de Trikala. Obviamente, le parece incomprensible que haya gente que reclama su libertad sin hacer regateos legales. Y no le parecen suficientes las represalias y la lógica de responsabilidad colectiva, ambas al estilo nazi, que había aplicado ordenado a las fuerzas antiterroristas de EKAM entrar en varias cárceles del país. Se trata de asaltos durante las cuales los de EKAM causaron daños a los objetos personales de presos y a las celdas mismas, mientras que en algunos casos utilizaron también la violencia como matones del peor tipo.

Nuevas medidas está divulgando el señor Roupakiotis con una ingenuidad mal sana que sólo el señor Dendias sería capaz de imitar. Una significante parte del control sobre los presos la está concediendo a las fuerzas policiales y además anuncia ¡la construcción de una “cárcel disciplinaria de super-máxima seguridad”! Por lo tanto quiere restablecer de nuevo dos cosas por la abolición de las cuales los presos lucharon y vertieron su sangre en los años 90. Y hablamos de las luchas que el mismo señor Roupakiotis, en aquel entonces en calidad de abogado y no marioneta de Troika como ahora, ha reconocido como justas.

Claro que no sorprende que el dogma “Orden y Ley” se aplica también a las cárceles. No sorprende porque las cárceles son su terreno natural y los presos su sujeto por excelencia. Sin embargo, uno tiene que ser no sólo incompetente como ministro pero también totalmente imbécil para no darse cuenta que estas medidas van a significar no tanto el fin de las fugas sin o más bien el fin de las fugas que se realizan sin verter sangre.

En pocas palabras, la vida del preso, de todos modos difícil y despojada de cualquier derecho, se verá aún más agravada con los registros de su espacio personal—la celda—por la policía entrando cuando le da la gana y resucitan do cualquier vendetta, como una primera muestra de escritura que ha sido descubierta durante esos registros vengativos que hicieron los EKAM en cárceles de Trikala y Koridallos. A todo preso que resiste contra esta humillación le esperan las cárceles disciplinarios de super-máxima seguridad, donde será privado–”restringido” según el fino lenguaje del Ministerio—de comunicación con el mundo fuera. El preso por lo tanto se que dará enteramente susceptible frente a la arbitrariedad del Estado porque si tiene una manera de oponerse a cualquier tipo de abuso del poder es haciendo pública su situación mediante esa comunicación.

Efectivamente hay veces en que la corrupción en las cárceles griegas, la corrupción del servicio penitenciario, puede abrir el camino para las fugas. Pero que aprende el señor Roupakiotis que la corrupción en las cárceles griegas ha sido una opción administrativa, una válvula de escape y no punto débil. Durante la última década los servicios penitenciarios, para guardar cierto nivel del paz social en las cárceles, eligieron la zanahoria de la corrupción en vez del látigo de tolerancia cero, y eso porque saben muy bien que las prisiones son como una caldera que está hirviendo…

Son una caldera hirviente porque ni el señor Roupakiotis ni tampoco aunque sea uno de su predecesores jamás se ocupó del tema cómo entran en la cárcel tantos y tantos miles de personas. Lo que le preocupa es cómo se fugaron los 11 presos de Trikala y otros más antes que eso. Porque nunca ha revisado porque tantas y tantas miles de personas resultan sentenciadas a unas condenas tan terriblemente severas y eso a base de pruebas que no valen ni para opinar en un bar. Que deje las cárceles disciplinarias allí donde pertenecen, es decir en el basurero de la historia, y que se ponga a tratar las problemas que realmente tienen que ver con sus competencias. Es decir con el modo en que la justicia penal se está aplicando en Grecia y como puede ser que los jueces meten condenas “ con el ojo” como si fueran midiendo simple e únicamente el bulto de unas actas de acusación, y así causando la saturación de las cárceles.

Y finalmente, que visite alguna vez un módulo y no sólo los despachos de alcaides y carceleros. Que vea como la gente vive aquí años y años interminables. Y si aún entonces dirá que él mismo no intentaría irse de allí de manera que sea, que tome las medidas que quiera.

A. Theofilou

 preso de la cárcel de Domokos

2/04/2013