Carta de Aris Seirinidis, prisión de Koridallos

Con una metódicamente manejada operación policial, judicial y mediática, la cual empezó directamente después de mi detención de 3 de mayo 2010 por la tarde, el Estado, en un periodo de la intensificación del conflicto de clases, consiguió de imponer sobre mi la condición de rehén. Moviéndose entre lo chistoso y lo científico, tanto el montaje como el manejo de mi ?caso? hace sentir a esa persecución penal doblemente ejemplar.

De una parte, con el concepto mismo de ?ejemplarizar?, porque pretende de ejemplarizarme por mi firme y sin vacilar elección de, por ya 17 años seguidos, estar en el otro lado de la barricada, allí donde lo determina mi posición de clase y mi consciencia: contra el dominio capitalista y contra el terrorismo del estado.
Por otro parte ejemplar, porque eso sucede durante una nueva época de la represión en los tiempos de FMI y de una guerra total lanzada contra la sociedad por el capital y el estado. Al paralelo con las debilidades estructurales del sistema capitalista, la crisis económica actual revela al carácter artificial y casual de la democracia burguesa misma. En el mismo tiempo que el FMI, la UE y sus representantes locales intentan imponer el régimen del totalitarismo económico capitalista, cae la mascara de la democracia. Entonces, hasta los más desmañados montajes, dignos de la gendarmería del periodo después de la guerra civil, se pueden ?encajar? con una ?irrefutable investigación de ADN ? en los laboratorios de la Comisaria Central.

No voy a persistir sobre el evidente pisoteo de cualquier pretexto legal u otro en lo que se refiere al manejo de mi caso, en el hecho que mi encarcelamiento fue decidido en alguno de los pisos del Seguridad del Estado. De una u otra manera, no reconozco ninguna legitimidad al ese sistema de explotación y de opresión. Sin embargo, a los aquellos que tienen como objetivo ejemplarizarme con ese encarcelamiento, tengo de decirles lo siguiente: la cárcel es para mi un nuevo campo de lucha, un desafío de la lucha contra ?la poder absoluta del orden?, una apuesta para convertir a la institución más barbara del dominio en un laboratorio donde podré madurar políticamente y ideológicamente. En lo que refiere al nuevo dogma represivo, con su destacada manía vengativa, a pesar de todo esto no puede esconder al pánico, que tiene el endeudado estado griego frente a la eventualidad de que la rabia social generalizada se convertirá en una insurrección social.

Desde la ala A de la cárcel Koridallos alzo mi puño hacia mis compañeros y compañeras, hacia todos los que luchan, lleno de certeza que les voy a encontrar de nuevo en el campo de la guerra social y de clases, aún más decididos, aún más combativos y aún más fuertes.

Aris Seirinidis