Carta de Dimitris Mihail

El 4 de diciembre en el marco de “caza de brujas” se realizó una producción hollywoodiense co-producida por el servicio (anti) terrorista y los medios de comunicación de masas en que actores principales fuimos yo y otros 5 compañeros anarquistas. Una sesión cinematográfica en que las casas se vuelven “pisos francos”, los libros se convierten en “material impreso clandestino”, las relaciones de amistad y de compañeros en “formación de una organización terrorista” y de los que luchan se hace “monstruos sedientes de sangre”. Y por supuesto que la recepta que se utiliza luego es muy simple. No se precisa ningunas pruebas de evidencia para hospedar a alguien en una celda “maravillosamente democrática”. Cualquier anarquista/luchador que tiene relación de amistad, de compañeros, de familia con un supuesto “terrorista” o hizo una visita en casa de tal, está considerado también culpable, por lo menos hasta no haya pruebas de lo contrario. A propósito, no dudaron de llegar al punto de fabricar unas relaciones y contactos inexistentes. Me refiero al arresto y encarcelamiento del compañero anarquista Hristos Politis.

Un resumen más detallado de mi detención y encarcelamiento
Para empezar, a las 20.00 del sábado de 4 de diciembre bajo el pretexto de identificación me llevaron a la comisaría de Sitia.  Después de 2 horas me informaron que acaban de llegar sus colegas de Atenas y quieren mi muestra de ADN, algo a que me niego. A cabo de más o menos una hora vuelvo a mi casa acompañado por 18 policías, que vienen para colectar pruebas (colillas de cigarrillos, pajitas, una botella de cerveza vacía, libros, material impreso, libretas, teléfonos móviles, etc.). Todo este tiempo quería aprender si se me acusa de algo y pedía de comunicarme con el abogado. La respuesta era una y otra vez “habrá también eso, te lo diremos dentro de poco”.  Cuando se terminó el registro de mi casa me llevaron de nuevo a la comisaría local, donde me notifican que hay una orden de detención  contra mi persona, sin decirme de que estoy acusado, y de ahí ya esposado me llevan a Atenas, más concretamente a las 9.oo de la mañana del domingo 5 de diciembre llego a la planta 12 de la Comisaria Central, pues a la Antiterrorista. Ahí me tienen secuestrado, esposado por detrás, de pie, mirando al ángulo de una pared durante 5-6 horas. En algún momento me llevan a una otra habitación para tomarme las huellas dactilares y yo me niego. De vuelta al despacho donde estaba, esa vez hay dos tipos sin pasamontañas que quieren “charlar como amigos”. Me preguntan varias cosas muy vagas, algo sobre mi pasado, sobre gente que conozco y otra que no. Mi respuesta fue que no tengo ganas de hablar con ellos y quiero un abogado. A cabo de una hora más, aparece un hombre al que los otros llaman “jefe” y ese empieza a decirme un montón de mentiras estúpidas al estilo de “tus huellas están por todos lados, en casas y en las armas”-de los que ni sabía que existen- y dice que “sería bueno si hablases, ya que tus compañeros  confesaron que estabas en la organización” y varias otras tonterías. Naturalmente, mi respuesta fue “Di que te dé la gana, no tengo nada de decirte”.  Luego me llevan a un despacho cerca, ahí redactan un ridículo papelito lleno de prefabricados cargos muy graves y luego a los juzgados.
Después de 2 días de prórroga  que he pedido para declarar, puesto que el sumario de la acusación llegó a mis manos en último momento, se acercó el momento de conocer el papel puramente de trámite que tuvieron la fiscal y la jueza de instrucción. Si yo me negaba o si decía algo de todos modos les “entraba en una oreja para salir de la otra”, puesto que el cálculo metódico que hicieron los maderos (5 llamadas por teléfono y 3 encuentros con amigos) acompañado por el canibalismo televisivo de los medios de comunicación fue suficiente para meterme en la cárcel de Trikala.
Por supuesto que ese hecho ni es algo que ocurre por primera vez, tampoco es algo que me sorprende. Es ya estándar la táctica del Poder, en alianza con los medios, de calumniar, retorcer, vengarse y criminalizar a las luchas sociales, a las relaciones de amistad y de compañeros entre los que luchan y en un más amplio movimiento anarquista subversivo de que también yo estoy parte. En los tiempos actuales aun más. Cuando el gobierno, el Estado, el capital, los medios de comunicación, todos los mecanismos que manejan, imponen y reprimen están encarnizadamente luchando para asegurar la paz y el consenso social ante la perspectiva de una insurrección social de masas o revolución,  en un periodo como el de hoy cuando se está llevando a cabo el robo más grande: el traslado de la riqueza social desde las bases al cúpula de la jerarquía social, con la crisis económica mundial y los términos de memorándum impuestos por los usureros globales de FMI y Banco Europeo Central siendo el pretexto.
En un periodo cuando el gobierno-ladrón metódicamente y a diario saquea a los ingresos de los empleados, cuando las conquistas laborales y de seguridad social, logradas tras luchas que derramaron sangre en el pasado quedan abolidas y desvalidas, siempre por ordenes de las fuerzas de capital griegas y extranjeras, y al mismo tiempo se esta legitimizando la represión violenta contra los manifestantes, las detenciones y encarcelamientos, la campaña televisiva de señalar y ridiculizar a los que luchan y que no aprendieron de agachar sus cabezas, que mantienen una postura combativa ante el sistema.
Solidaridad a todos los compañeros encarcelados y perseguidos, anarquistas, antiautoritarios, revolucionarios y todos otros que con dignidad y consciencia resisten y luchan

Dimitris Mihail
Cárcel de Trikala
24 de enero de 2011