Carta de Konstantina Karakatsani

El 22 de abril, mientras hablaba por teléfono desde una cabina en el centro de Atenas, vinieron y me detuvieron. Es lógico, puesto que no me fije un tiempo determinado para seguir huida, de modo que he estado fugada hasta que me han localizado. Luego me trajeron a la Comisaría Central, donde sucedió lo que ya se sabe. No faltaron las fanfarronadas e insultos de algunos maderos concretos. ¡Tan descriptivos fueron que aún tengo ganas de vomitar! De todos modos no espero nada mejor de ellos. Después de permanecer dos días en “el piso franco” de la planta 12, y después de que el fiscal por fin decidiera meterme en la cárcel, fui trasladada a Eleonas. 6 o 7 coches y 3 motos escoltaban a una sola criminal, a mí…

Por cierto “el crimen” cada uno lo define como quiere. La conciencia y la lucha son para ellos un crimen. ¡Justo por eso, el Ministerio de Protección del Chivato desde el principio intenta de forma inexperta reprimir el crimen! Los encarcelamientos, infinitas persecuciones penales por el caso de las Células del Fuego, las retenciones masivas y colecciones de expedientes, las cargas y palizas policiales en Eksarhia, los asaltos a los espacios políticos, las acusaciones podridas, y el recién asesinato de Lambros Foundas por la espalda, el cual algunos malhechores no vacilaron en llamarlo como “el gran éxito de la Policía griega.” Su objetivo no es exclusivamente la desarticulación de alguna organización sino dejar inertes e intimidar a todos los que luchan.

Se quedarán en el mero intento…

No importa si hay pruebas, tienes que entrar en la cárcel para aprender a agachar la cabeza…Alguien de una vez por todas tiene que decirles que la conciencia revolucionaria no conoce de rejas, jaulas y esposas, que no se la puede reformar.

La mayoría de la gente tiende a apretar sus cadenas por sí mismos. Cada uno a su manera está construyendo su propia cárcel imaginaria, porque así lo aprendieron y hasta se alegran de eso, se sienten seguros.

Dentro y fuera, ahora y siempre, libres vivirán los que nunca se construyeron su propia cárcel.

Un abrazo muy grande a todxs lxs vencedores/as encarceladxs y perseguidxs. Lxs vencidxs son lxs que se agachan en la sumisión y la renuncia.

“En cuanto más grande se hace el silencio del matadero acorazado, tanto más les aterroriza la rabia de una fiera atrapada

PD. Cuando la marcha de lxs compañerxs vino a la cárcel cortaron las líneas de teléfono para que no me pudiera comunicar con ellxs. Además la ventana de mi celda, ¡por pura casualidad!, no tiene acceso a la calle. La marcha fue recibida muy positivamente, las presas hablaban sobre ello todo el día.

Konstantina Karakatsani,

Cárcel de Eleonas.

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