El 4 de diciembre de 2010 fui detenida delante de mi casa, en calle Platonos en Kallithea, la casa en que vivía junto con mi compañero Kostas Sakkas. Me tenían encerrada durante 3 días sin decirme porqué, ni a mí ni al resto de los acusados nos permitieron comunicarnos con abogados, nos tuvieron encerrados 6 días en total en los calabozos de la planta 12 de la Comisaría Central, con la luz encendida 24 horas al día y sin ventanas, para que perdamos el sentido de tiempo. Cuando me niegue a darles mis huellas dactilares y muestra de ADN, me desnudaron a la fuerza y robaron mi blusa para obtenerlo.
El 10 de diciembre finalmente entré en la prisión preventiva en la cárcel de mujeres de Koridallos, acusada de ser miembro de una organización, el nombre y las actividades de cual ni yo, ni tampoco los órganos persecutorios saben ni pueden nombrar. En primer lugar, me gustaría aclarar que no reconozco el término “organización terrorista”, que el Estado atribuye a los rebeldes. Sin embargo, sé muy bien de reconocer a una organización criminal, la cual al contrario con la “organización” por cual me acusan, tiene un nombre (DAEEB-Dirección de Afrontamiento de los Delitos Especiales de Violencia) y dirección (avenida Aleksandras 173), y ella sabe muy bien que no puede existir una organización armada formada por 6 personas que no se encontraban entre sí (algo que resulta evidente hasta en ese, más o menos bien montado, informe policial) ni aun menos formada por 6 personas que no se conocían todos entre sí. Soy parte del ámbito anarquista, y estoy orgullosa por mi participación y mis actividades en ello.
El Estado hace de los encarcelamientos de anarquistas un fenómeno más de nuestra época, sea hay bastantes, pocas o ningunas pruebas, algo que no importa para nada puesto que considero que nadie que lucha debe ser encarcelado. Pero, nos empezamos de enfrentar con informes prefabricados y casos montados por la policía, que en colaboración con los medios de información de masas, los cuales también adoptan el papel de maderos, están hablando sobre organizaciones concretas donde no hay tales o sobre “canales de comunicación”. A mi casa la llamaron “el piso franco de Kallithea”, según la lógica que si en un espacio se encuentra algo ilegal, ese espacio se convierte en “el piso franco”. Hablaron sobre desarticulación de la organización X., que a su vez tuvo que ver con otra organización tal o cual, y al fin, desafortunadamente para ellos, las armas resultaron “limpias”, pues tampoco la organización tiene un nombre. Publicaron mis cartas personales, presentaron varios poco afortunados “perfiles de personalidad” hechos por unos “especialistas de fisiognomía” de broma, y hasta atribuyeron a mí un papel en concreto que supuestamente juegue en esa supuesta organización. Con unos titulares grotescos como “Ella pagó por su amor” o “El amor en piso franco” presentaron un supuesto “drama personal”, esperando a vender sus papeluchos chivateos cotillones. Eligieron de publicar solo unos extractos de mi declaración, como “a ese carnet de identidad Kostas me pidió de hacer” y añadieron hasta cosas que no he dicho como lo de “tuve una relación sentimental con él y por esto hice ese carnet”, y no mencionaron ni a un rastro del marco político que he declarado durante la interrogación.
Pero el cuento de hadas no acaba allí. A continuación tuve que enfrentarme también a un mentiroso testimonio de una policía de la comisaría de Kallithea. El dicho testimonio llegó a mis manos dos semanas después de mi encarcelamiento. Una policía dijo que, un o dos días antes de mi arresto…entré en la dicha comisaría, me dirigí hacia el despacho administrativo, que está en camino hacia la armería (¡), con el evidente objetivo de “chequear las cosas para cometer en futuro el robo de armas”…Aquí entran las siguientes cuestiones:
-¿Por qué tan fácilmente me permitieron que penetrase en una comisaría?
-¿Qué pude pensarme yo misma al decidir de entrar con mi cara descubierta en una comisaría y buscar las armas?!
-¿Es que las comisarías no tienen las cámaras? ¿Donde está la grabación de la cámara que muestra como entré en la comisaría?
¿Quizás ese acontecimiento es también un plan de la organización criminal DAEEB?
Considero que persecución penal contra tanto mi persona como también contra otros que luchan, en un clima de inestabilidad socio-política que puesto la crisis económica ya es un hecho dado, constituye una parte del proyecto del Estado que como objetivo tiene crear un clima del miedo y de un TERRORISMO VERDADERO. Y puede ser que lo que describí parece poco en comparación con la larga trayectoria de las actividades de la banda criminal en cuestión: apuntan sus armas a niños de 15 años, a los que no pararon en alguna control policial, disparan por la espalda a los compañeros huidos de la ley, y a veces matan a sangre fría a los que luchan.
En la época en que la paciencia de la gente se ha acabado y los diferentes sectores sociales empezaron a actuar, el Poder deja de cumplir hasta cuando se trata de los pretextos más rudimentarios, con la culminación siendo el encarcelamiento de una compañera anarquista a base de la única prueba “agravante” que describió a los anarquistas encarcelados como presos políticos! De este modo se nos está privando hasta el derecho de sostener a la parte más importante de nuestra existencia: nuestra identidad política. Capturando continuamente a los que luchan intentan aniquilar el sector más radical de esta sociedad, y se creen que pueden despojarnos de eso que nadie nos puede quitar:
La pasión por la lucha, la solidaridad y la libertad
QUE NINGUN LUCHADOR SEA PRISIONERO DEL ESTADO
LIBERTAD A TODOS QUE ESTAN ENCERRADOS
Stella Antoniou
Cárcel de mujeres Koridallos
Modulo B, celda 35