Con el pretexto siendo la crisis económica mundial, la cual es resultado de la bancarrota del modelo capitalista y de la neoliberal política económica de los estados y gobiernos occidentales, el gran capital trasnacional, y no sólo él, está realizando el más masivo ataque anti-popular en todo el mundo, y sobretodo en las sociedades que pertenecen a los “eslabones” débiles de la zona euro del nuevo Tercer Mundo económico.
Los cambios estructurales y las medidas de austeridad que los mecanismos de apoyo imponen a las economías “enfermas” para “sanarlas”, tienen como objetivo y resultan en el cambio del gobierno económico mundial, con términos todavía más favorables para los jefes.
Para los jefes que están más allá pero también dentro de las fronteras nacionales. Para los jefes que representan gran capital pero también para los pequeños capitalistas. Como sucede por ejemplo en el caso de Grecia, la economía de un país que se adhiere al mecanismo de apoyo y adopta las medidas de austeridad, tiene como consecuencia la devaluación del trabajo y de su fuerza laboral. Y esto sucede tanto en las grandes como en las pequeñas empresas. En empresas del interés extranjero pero también en los del interés local.
En lo que se refiere a las privatizaciones y a la venta de los bienes públicos y de las empresas del beneficio público, las cuales de hecho nunca pertenecían al pueblo griego y nunca fueron aprovechables para ello, no es casual que su venta no depende ni es definida,- como tendría que ser según los términos del memorándum,- por la reducción del déficit de la economía y de los valores del porcentaje de PIB, como se podría por lo menos considerar lógico, sino por el hecho si de esta manera se podrá pagar los créditos bancarios que fueron cobrados, y todo eso en el momento en que el estado griego se está hundiendo mas y mas en los mecanismos de la usura global (FMI, Banco Europeo Central).
Por otro lado, la dificultosa posición económica a cual llegó el país no es tanto penosa para el capital privado, sino además constituye para ello una oportunidad bastante grande para la inversión, algo que hace difícil creer que los manejos del gobierno ante de los mecanismos del apoyo y la ilimitada aceptación del memorándum pudiesen ser algo casual. Al contrario: una vez más se ha confirmado que los jefes griegos están atendidos por las mismas “coincidencias” que los trasnacionales y sus intereses- por lo menos económicos-son los mismos.
La mayor parte de la sociedad puede que no percibe a la crisis económica según los términos como mercado global, papel de las bolsas, “burbujas financieras” y relación entre Euro y el dólar, sin embargo se da cuenta muy bien de la “crisis” de la deuda griega, que se convirtió en la caída de los préstamos y créditos bancarios, la cual a su vez significa memorándum, así la reducción de salarios, pensiones y subsidios.
El ataque contra los derechos laborales y de seguridad social, la reducción de los gastos y subvenciones sociales, el aumento de impuestos, el crecimiento de desempleo y en general la pobreza material, correlacionada con esa existencial, está evidente, tangible y galopante.
No obstante, la exaltación de los medios de comunicación en contra del memorándum, que es tan importante para el Dominio del sistema para poder mantener la “paz” social, como para un anestesiólogo durante una difícil operación quirúrgica, no es capaz de curar al corrupto funcionamiento que el Estado mostraba ya antes de la memorándum y antes de que el país se adhiérase a los mecanismos de supervisión (los homólogos estructurados, las cajas de seguros vacías, “agujeros negros”, escándalos económicos, comisiones, etc.) y sobre todo no es capaz de liberar a la sociedad griega, puesto que su mayor parte está bajo la condición de rehén, no desde la llegada de “la Triada” (FMI, Comisión Europea y Banco Europeo Central) sino desde mucho antes, desde cuando existe el estado griego y en primer lugar, desde cuando existen los jefes griegos.
Las medidas de austeridad y las medidas que impone el memorándum, de hecho anulan a la constitución misma. Esto resulta en la eliminación de cualquier falsa convicción sobre el supuesto “carácter social” del Estado, algo que ineludiblemente crea la perspectiva de una insurrección social de masas como respuesta. Espontanea, refractaria, en su mayoría carente del cualquier carácter ideológico–político, y a pesar de todo una insurrección. Para los que luchen por la destrucción del Estado y sus estructuras, esto constituye un desafío. Un frente más para disturbar su funcionamiento armonioso. Un sin precedentes porcentaje de la abstención de últimas elecciones municipales, teniendo en cuenta los sondeos en que reina el cuestionamiento general y “me da igual quién gane”, las huelgas masivas y movilizaciones violentas y ofensivas, el linchamiento de los diferentes personajes políticos- además provenientes de cada máquina del partido- en las calles, son simplemente una muestra de los presagios sobre lo que puede venir.
Para los que activamente entran en las filas de la polimórfica lucha revolucionaria y están creando perspectivas para ella. Para los que combaten el Dominio de los jefes y del Estado, pero también se oponen a la subyugación que es la condición previa de la existencia misma de la Jerarquía. Para los que luchan continuamente,- y no solo una vez en cuando, ocasionalmente, o cuando les conviene-, contra el Poder y sus exponentes (independiente de que sector social vienen esos exponentes, sean los poderosos o sean los débiles que lo reproduzcan siendo en acuerdo con el consenso social), cualquier crisis no puede ser nada otro que un razón más, una oportunidad más para la lucha contra el capital grande y pequeño, contra el fuerte Euro y contra la desvaluada dracma, contra los jefes extranjeros y los de aquí, contra el secuestro realizado por mecanismos extranjeros y contra la nacional maquina de explotación.
Lucha contra el Estado y el Capital
Por la Revolución, la Libertad y la Autonomía Social
Desde el 10 de diciembre soy un rehén más del régimen democrático y estoy encarcelado en una de las celdas de sus centros penitenciarios, sus centros de marginalización, aislamiento y de vengatividad estatal. Ahí donde puede que no haya suficiente comida, pero la droga sobreabunda. Ahí donde hay más psicofármacos que en almacenes de los hospitales. Ahí donde los castigos disciplinarios están al orden del día y la calefacción se considera un lujo. Ahí donde la presencia de los rodeadores, chinchas y cucarachas es frecuente, al contrario con la de los sanitarios. Ahí donde en unas celdas destinadas para dos personas, a lo mejor hay 4 camas y duermen unos 6-7 presos, ahí donde el código penitenciario y derechos de los internos están violados continua y descaradamente, pero los, de alta tecnología, sistemas de seguridad y vigilancia funcionan perfectamente y las puertas de las celdas siempre cierran a la hora. Sin embargo, que saben el ministro de la justicia, los fiscales y funcionarios judiciales, que allí donde echan a la gente como si fuesen los desechos de la sociedad hay también la dignidad y la solidaridad, y a ellas nadie puede llevar al juicio ni encarcelar.
LA LUCHA SIGUE
Kostas Sakkas
Cárcel de Nafplio